nombre PUENTE ROMANO DE ALCÁNTARAfecha de construcción 104-108 DC (SIGLO II) personas involucradas en diseño y construcción CAIUS JULIUS LACERubicación RÍO TAJO, ALCÁNTARA, CÁCERES, ESPAÑA tipología PUENTE DE ARCOSestado EN USO

Construido en tiempos de Trajano, tiene 61 mts de altura, 194 de longitud y 8 de ancho con 6 arcos de medio punto, los dos del medio iguales entre sí y mayores que los otros, que van en progresión descendente de dentro a fuera formados por sillería de granito almohadillada.

Ni el de Antonino, ni ningún otro de los itinerarios romanos señalan calzada alguna entre la vía de Emerita a Asturica, o Vía de la Plata y la de Olisipo a Bracara, orientados ambos de norte a sur a través de Lusitania. El puente de Alcántara es el testigo más expresivo de la atención prestada a una vía que partiendo de Norba (Cáceres) o Castra Cecilia atravesaba la Beira Alta portuguesa para unirse con la de Olisipo a Bragara en Talabriga o sus cercanías. La larga lista de comunidades que participaron en la construcción del puente, que aparecen inscritas en una placa del Arco de Trajano, señala la dispersión de los pueblos a quienes interesaba aquella vía de comunicación, aun cuando esta no cruzase por sus territorios: Municipia, Provinciae, Lusitania Estipe, Conlata Quae Opus, Pontis Perfecervnt, Igaeditani, Lancienses Oppidani, Talori, Interamnienses, Colarni, Lancienses Trascudani, Aravi, Meidvbrigenses, Arabrigenses, Banienses y Paesures.

El puente se mantuvo incólume hasta el siglo XIII y es citado por varios escritores árabes como al-Razi en el siglo X: «Esta Alcántara tiene un puente sobre el rrio Tajo que nunca omne oyó fablar de otra tal puente ni omne que vos lo pudiese contar si visto non la oviese».

Ocasionalmente fue utilizado como fortaleza de moros y después de cristianos. Cuando Carlos V emprendió la primera restauración «había tantos traveses y tan angostos para fortificar el paso, que no podía por ella pasar una litera» (Barrantes Maldonado). Además de dejarlo expedito, Carlos V erigió el Arco del Triunfo situado en el centro, coronando de almenas su cornisa y rehizo el primer arco de poniente que había sido destrozado en 1213 cuando sitió la villa Alfonso IX para conquistarla a los árabes. Según los cronistas de la época le faltaban al arco «sesenta piedras principales y tenían puestas unas vigas luengas por donde pasaban».

La obra comenzó en 1543 por el maestro della Martin López, maestro de cantería y natural de Alcántara. Para dejar memoria de la restauración se labró el escudo imperial que corona el Arco del triunfo: «Carlos V Emperador, Cesar Augusto y Rey de las Españas, mandó reparar este puente que deteriorado por las guerras y su antigüedad amenazaba ruina, el año del señor 1543, en el 24 de su imperio y 26 de su reinado».

La segunda destrucción, ahora del segundo arco del lado de poniente, ocurre en 1707, durante la Guerra de Sucesión y Ponz la atribuye a los portugueses. Esta destrucción no fue completa ya que «no pudieron hace saltar todas las piedras, quedando la primera hilada de dovelas y parte de otras». La restauración fue ordenada por Carlos III.

En 1810 se arruinó completamente el segundo arco, al ser volado con cargas de barreno: además, las vibraciones de las explosiones provocan fuertes resentimientos en el Arco del Triunfo y la pila izquierda del segundo arco. Principió la destrucción los ejércitos reunidos de España, Inglaterra y Portugal en su retirada (al mando del Coronel inglés Mayne) y la concluyeron los franceses. Hasta 1818 no se reedificó con madera para el paso de carruajes, pero dichas traviersas fueron incendiadas en 1836 por las tropas nacionales para impedir el paso de las tropas carlistas, que mandadas por Gómez, habían invadido la provincia.

En 1858, el ingeniero Alejandro Millán se percata de que cuanto subsistía del puente estaba a punto de desplomarse y como primera providencia para descargar la pila central ordena desmontar el Arco del triunfo. La Comisión Central de Monumentos Históricos y Artísticos da cuenta a la Academia de la Historia «a fin de que ponga remedio de una vez a estos actos de incalificable vandalismo que nos deshonran a los ojos de Europa». La Academia se hace eco de la queja y la transmite al Ministerio de Fomento «para que en tiempo alguno pueda decirse que en el Reinado de Isabel II y dirigiendo la nación un ilustrado gobierno, manos españolas, han destruido en vez de restaurar y conservar con todos sus esfuerzos el famoso «Pontem perpetui mansurum in saecula mundi» que por espacio de dieciocho siglos habían contemplado mandatarios nacionales y extranjeros. Y así comenzó la obra al mando del ingeniero jefe Alejando Millán Sociats que cobró 87.160 reales.

El 4 de febrero de 1860 se celebró un banquete en Alcántara para celebrar la inauguración del puente. Entre los diversos discursos destacamos la frase del Marques de Torreorgaz: «…La Extremadura señores, falta de comunicaciones moría plétora de hoy mas el Tajo, ese río beneficioso para nuestro país cual el Nilo a Egipto, nos abre las puertas del Oceano y nos da comunicacion con el comercio del mundo».

Queremos reseñar que no nos encontramos sólo ante un puente sino ante todo un conjunto artístico compuesto además por un Arco del Triunfo o de Trajano y el Templo de Lácer o de San Julián. El Arco podría servir de monumento erigido a las victorias del Emperador, está situado en el centro del puente y mide 10 metros de altura. Después de la restauración de Isabel II se colocó una placa con la inscripción.: «Elisabeth Borbonia Hispaniarium regina, norbensem potem antiquae provinciae lusitaniae, opus iterum bello interruptum, temporis vetustate pene prolapsum restituit aditum utrimque amplificavit, viam latn ad vaccaeos fieri iussit anno domine MDCCCLIX».

En la cabecera del puente, tenemos el Templo de Lácer que fue cristianizado en la Edad Media convirtiéndose en capilla de San Julián por lo cuál se le añadió una espadaña y una cruz apoyada sobre cuatro calaveras de granito. En él está enterrado el pontífice Cayo Lucio Lácer con una evocadora inscripción en latín que traducimos: «Este Templo en la roca del Tajo, de los supremos Dioses y de César lleno, donde el arte se ve vencido por su propio objeto, quizá la curiosidad de los viajeros, cuyo cuidado es saber cosas nuevas, se pregunte quién lo hizo y con qué intención. El Puente destinado a durar por siempre en los siglos del mundo, lo hizo Lácer, famoso por su divino arte. Él mismo levantó este templo a los divos Romúleos (los emperadores de Roma, divinizados como Rómulo) y a César (al César vivo, esto es a Trajano). Tanto por lo uno como por lo otro su obra es acreedora del favor celestial. Quién ha erigido este enorme puente con su vasta mole, rindió honor y satisfacción a los dioses. Quien a la par hizo el puente y dedicó los templos, se redimió a sí mismo, a menos que los votos satisfagan por sí solo a los dioses».

referencias y créditos

• Blanco Freijeiro, Antonio. El puente de Alcántara en su contexto histórico – Discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia el 23 de enero de 1977 por Antonio Blanco Freijeiro y contestación de Diego Angulo Iñiguez. Real Academia de la Historia. Madrid, 1977.

• Rodríguez Pulgar, Mª del Carmen. El puente romano de Alcántara: reconstrucción en el siglo XIX. Institución Cultural El Brocense. Cáceres, 1992.

• Villarroel Escalante, Juan José. Alcántara, puente y frontera. Editora Regional de Extremadura. Mérida, 1991.

• Alonso Planchuelo, Sebastián. Alcántara visite nuestra historia. Cáceres, 2001.

• http://www.paseovirtual.net/puentedealcantara/

• Fotografías de Pedro Plasencia

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Pedro es Ingeniero de Caminos, Doctor y Máster en Urbanismo.
PEDRO PLASENCIA ha escrito 251 entradas en Puentemania